Augusto de Prima Porta. Ciudad del Vaticano |
Para cuando tuvo lugar el final de su reinado,
los ejércitos de Augusto habían conquistado el norte de Hispania, las regiones alpinas de Recia y Nórico (hoy
en día Suiza, Baviera, Austria y Eslovenia), así como Iliria y Panonia (actuales
Albania, Croacia, Hungría, Serbia, etc), y extendió los límites de la provincia
de África al este y al sur.Tras el reinado de Herodes I, Judea se anexó a
la provincia de Siria después de que Augusto depusiera a su sucesor Herodes
Arqueleo. Al igual que había ocurrido con Egipto cuando fue conquistado tras la
derrota de Antonio en el 30 a.C, Siria pasó a estar gobernada no por un
procónsul o legado de Augusto, sino por un alto prefecto de la clase ecuestre.
De nuevo, no se requirió esfuerzo militar en el 25 a.C cuando Galacia (actual Turquia) se convirtió en una provincia romana, poco después de que Amintas de Galacia fuera asesinado por venganza de la viuda de un príncipe que fue inmolado desde Homonada. Una vez que las tribus rebeldes de Cantabria fueron finalmente sometidas en el 19 a.C, el territorio pasó a formar parte de las provincias de Hispania y Lusitania. Esta región demostró ser un activo importante para la financiación de las futuras campañas militares de Augusto, al ser rica en depósitos minerales que podían explotarse a través de los proyectos de minería romana, especialmente los depósitos ricos en oro, como por ejemplo unos que estaban situados en Las Médulas.
Conquistar a los pueblos alpinos en el 16 a.C, significó otra importante victoria para Roma, dado que porporcionaba un vasto territorio fronterizo que separaba a los ciudadanos romanos de Italia de los enemigos de Roma del norte, en Germania. El poeta Horacio dedicó una oda a este triufo, y se construyó el monumento "Trofeo de los Alpes", cerca de Mónaco, para honrar la ocasión.
Para proteger las zonas orientales del Imperio
de la amenaza de Partia, Augusto confió en los estados clientes de oriente para
que actuasen como amortiguadores territoriales, así como áreas donde pudieran
reclutarse sus propias tropas en caso de defensa. Para garantizar la seguridad
en el flanco oriental del Imperio, Augusto situó un ejército romano en Siria, mientras su hijastro Tiberio negociaba con los partos en
calidad de diplomático de Roma asignado a esa región.
Aunque los partos siempre representaron una
amenaza para Roma en oriente, el verdadero campo de batalla fueron los ríos Rin
y Danubio. Antes de su último enfrentamiento con Antonio, las campañas de
Octaviano contra las tribus en Dalmacia se convirtieron en el primer paso
expansionista de los dominios romanos hacia el Danubio. La victoria en batalla
no siempre resultaba ser un éxito permanente, pues los territorios conquistados
más recientemente eran constantemente recuperados por los enemigos de Roma en
Germania. El principal ejemplo de derrota romana en batalla fue la batalla del
bosque de Teutoburgo en el 9 a.C, en la que tres legiones completas encabezadas
por Publio Quintillo Varo fueron prácticamente aniquiladas por Arminio, líder
de los queruscos, un aparente “aliado” romano. Augusto tomó represalias
mediante el envío de Tiberio y Druso a la región del Rin con el objetivo de
pacificarla. Aunque ambos lograron ciertos éxitos en sus campañas, la batalla
de Teutoburgo supuso el final de la expansión romana en Germania. Más tarde, el
general romano Julio César Germánico se aprovecharía de una guerra civil
querusca entre Arminio y Segestes para derrotar a Arminio, que huyó de la
batalla, aunque sería finalmente asesinado en el 21 d.C por un acto de
traición.