jueves, 22 de mayo de 2014

EXPANSIÓN DEL IMPERIO DE AUGUSTO


Augusto de Prima Porta. Ciudad del Vaticano
Augusto eligió Imperator (comandante victorioso) como su primer nombre debido a que quería asociar con él el concepto de victoria. Para el año 13, Augusto se jactaba de haber sido proclamado imperator por sus tropas hasta en 21 ocasiones, todas ellas tras una batalla victoriosa. La mayor parte del capítulo cuatro en sus memorias publicadas, conocidas como Res Gestae, está dedicada a sus victorias y honores militares. Para complacer a los patriotas romanos, Augusto promovió el ideal de una civilización romana superior con la tarea de gobernar el mundo conocido consagrado en la frase tu regere imperio populos, Romane, memento; “Romano, recuerda que tienes fuerza para gobernar a los pueblos de la Tierra”.Esto encajó bien con la élite romana y la opinión pública en general, lo cual favoreció el proceso de expansionismo.Por otra parte, hubo una gran decepción y pesar públicos cuando Augusto decidió que el dominio de Medio Oriente, referente a la región de Partia, no debía invadirse; la gente, en realidad, esperaba que se vengaran las batallas de Marco Licinio Craso en dicha zona con su invasión. A pesar de ello, existieron muchas otras regiones viables para ser conquistadas.
Para cuando tuvo lugar el final de su reinado, los ejércitos de Augusto habían conquistado el norte de Hispania, las regiones alpinas de Recia y Nórico (hoy en día Suiza, Baviera, Austria y Eslovenia), así como Iliria y Panonia (actuales Albania, Croacia, Hungría, Serbia, etc), y extendió los límites de la provincia de África al este y al sur.Tras el reinado de Herodes I, Judea se anexó a la provincia de Siria después de que Augusto depusiera a su sucesor Herodes Arqueleo. Al igual que había ocurrido con Egipto cuando fue conquistado tras la derrota de Antonio en el 30 a.C, Siria pasó a estar gobernada no por un procónsul o legado de Augusto, sino por un alto prefecto de la clase ecuestre.

De nuevo, no se requirió esfuerzo militar en el 25 a.C cuando Galacia (actual Turquia) se convirtió en una provincia romana, poco después de que Amintas de Galacia fuera asesinado por venganza de la viuda de un príncipe que fue inmolado desde Homonada. Una vez que las tribus rebeldes de Cantabria fueron finalmente sometidas en el 19 a.C, el territorio pasó a formar parte de las provincias de Hispania y Lusitania. Esta región demostró ser un activo importante para la financiación de las futuras campañas militares de Augusto, al ser rica en depósitos minerales que podían explotarse a través de los proyectos de minería romana, especialmente los depósitos ricos en oro, como por ejemplo unos que estaban situados en Las Médulas. 

Conquistar a los pueblos alpinos en el 16 a.C, significó otra importante victoria para Roma, dado que porporcionaba un vasto territorio fronterizo que separaba a los ciudadanos romanos de Italia de los enemigos de Roma del norte, en Germania. El poeta Horacio dedicó una oda a este triufo, y se construyó el monumento "Trofeo de los Alpes", cerca de Mónaco, para honrar la ocasión.

Para proteger las zonas orientales del Imperio de la amenaza de Partia, Augusto confió en los estados clientes de oriente para que actuasen como amortiguadores territoriales, así como áreas donde pudieran reclutarse sus propias tropas en caso de defensa. Para garantizar la seguridad en el flanco oriental del Imperio, Augusto situó un ejército romano en Siria, mientras su hijastro Tiberio negociaba con los partos en calidad de diplomático de Roma asignado a esa región.

Aunque los partos siempre representaron una amenaza para Roma en oriente, el verdadero campo de batalla fueron los ríos Rin y Danubio. Antes de su último enfrentamiento con Antonio, las campañas de Octaviano contra las tribus en Dalmacia se convirtieron en el primer paso expansionista de los dominios romanos hacia el Danubio. La victoria en batalla no siempre resultaba ser un éxito permanente, pues los territorios conquistados más recientemente eran constantemente recuperados por los enemigos de Roma en Germania. El principal ejemplo de derrota romana en batalla fue la batalla del bosque de Teutoburgo en el 9 a.C, en la que tres legiones completas encabezadas por Publio Quintillo Varo fueron prácticamente aniquiladas por Arminio, líder de los queruscos, un aparente “aliado” romano. Augusto tomó represalias mediante el envío de Tiberio y Druso a la región del Rin con el objetivo de pacificarla. Aunque ambos lograron ciertos éxitos en sus campañas, la batalla de Teutoburgo supuso el final de la expansión romana en Germania. Más tarde, el general romano Julio César Germánico se aprovecharía de una guerra civil querusca entre Arminio y Segestes para derrotar a Arminio, que huyó de la batalla, aunque sería finalmente asesinado en el 21 d.C por un acto de traición.