Durante el mandato de Augusto se cimentó el
Imperio romano.Tanto su nomen adoptivo, César, como su título,
Augusto, se convirtieron en títulos ostentados por quienes gobernaron el
Imperio romano durante cuatro siglos, tanto en Occidente como en Oriente, y aún en el siglo XV se usaba en
Constantinopla. En muchos idiomas césar se convirtió en sinónimo de emperador. Los títulos zar (en ruso, "Царь" -
Tsar' - que proviene de "Цесарь" o César) y káiser (alemán, Kaiser)
son derivados del nombre o título César y continuaron en uso hasta el siglo XX. Poco tiempo después de morir Augusto fue deificado y adorado como un divus. El culto al Divino
Augusto continuó hasta que la religión oficial del Imperio romano fue cambiada
a la cristiandad por Teodosio I en el siglo IV.
Testamento de su legado es el gran número de estatuas y bustos erigidos en
su honor, así como también el mausoleo que originalmente contenía las columnas
de bronce con las obras de la vida de Augusto llamada Res Gestae Divi Augusti.
Muchas copias de ese texto se inscribieron a lo largo del Imperio romano tras
su muerte, con traducciones al griego en muchos lugares y en edificios públicos
como, por ejemplo, el templo de Ankara.
Sin embargo, pocas de las obras escritas por Augusto han pervivido. Entre
las que sí que han llegado a nuestros días se encuentran los poemas Sicilia,
Epifanio y Ajax, una autobiografía de 13 tomos, un tratado
filosófico y un texto refutando al Elogio de Catón de Marco Junio Bruto.
Los historiadores también han utilizado algunas cartas escritas por Augusto y
dirigidas a otras personas para obtener algunos datos adicionales sobre su vida
personal.
Muchos consideran a Augusto el emperador más
grande de Roma; sus políticas ciertamente extendieron la vida del Imperio
romano e iniciaron la Paz romana también conocida como Pax Augusta. Era inteligente, decisivo, y un político
sagaz, pero quizás no tan carismático como Julio César, y en ocasiones tomó
decisiones influenciado por su tercera esposa, Livia.
Se crearon las primeras fuerzas policiales y
de bomberos institucionalizados, estableciendo al prefecto municipal como un
cargo permanente. La fuerza de policía se dividió en cohortes de 500 hombres,
mientras que las fuerzas de bomberos llegaron a estar dotadas por entre 500 y
1000 hombres, con 7 unidades asignadas a 14 sectores de la ciudad.
Se nombró a un praefectus
vigilum (prefecto de vigilancia)
como mando directo de los cuerpos de vigilancia policial y anti-incendios de
Roma. Además, habiendo finalizado las guerras civiles en Roma, Augusto pudo
también crear un ejército profesional para el Imperio romano, compuesto por
unas 28 legiones que suponían unos 170 000 soldados. El ejército estaba apoyado
por numerosas unidades de tropas auxiliares de 500 soldados cada una,
reclutadas a menudo en zonas conquistadas recientemente.
Soldado Pretoriano con uniforme de cuartel |
El
mes de agosto (Augustus), conocido hasta ese entonces como sextilis por
ser el sexto mes del calendario romano original, recibió su nombre
actual en honor a Augusto.
Existe una creencia común de que agosto tiene 31 días porque Augusto
quería que su mes tuviese la misma longitud que el de Julio César (el
mes de julio), pero se basa en una invención que data del siglo XIII y
que se atribuye a Johannes de Sacrobosco.
Sextilis,de
hecho,tenía ya 31 días antes del cambio de nombre,y no fue elegido por
su longitud.
Según un senatus consultum citado por Macrobio, sextilis fue renombrado
en honor a Augusto debido a que varios de los eventos más significativos
en su ascensión al poder, culminando con la caída de Alejandría,
tuvieron lugar en ese mes.
Vía Apia |
Aunque llegó a ser el individuo más poderoso del recién creado Imperio
romano, Augusto quiso representar el espíritu de la virtud y las leyes de la
República. También quiso tener relación y conexión con la plebe y los
ciudadanos desfavorecidos. Para ello hizo gala de una gran generosidad a la vez
que ofrecía una imagen de persona poco dada a los lujos y los excesos. En el año
29 a.C, Augusto pagó 400 sestercios por persona a un total de 250 000 ciudadanos,
1000 sestercios a cada uno de los 120 000 veteranos de las colonias, y dedicó
700 millones de sestercios a la compra de tierras para que sus veteranos
pudieran establecerse. También restauró 82 templos con el fin de mostrar su
preocupación por las deidades romanas, y en el año 28 a.C ordenó fundir 80 estatuas de plata erigidas a
su imagen y en su honor en un intento de aparentar un carácter modesto y
frugal.
En una visión retrospectiva del reinado de
Augusto y su legado al mundo romano, su longevidad no debe obviarse como un
factor clave en su éxito. Tal y como apunta Tácito, las generaciones más
jóvenes que estaban vivas en el año 14 d.C no habían conocido otra forma de gobierno que
el principado. Si Augusto hubiera muerto a edad más temprana, la historia
podría haberse desarrollado de distinta forma. El desgaste que supusieron las
guerras civiles en la vieja oligarquía republicana y la longevidad de Augusto,
por lo tanto, debe verse como un factor de gran importancia en la
transformación del estado romano en una monarquía de facto a lo largo de estos
años. La experiencia de Augusto, su paciencia, su tacto, y su perspicacia
política jugaron un papel fundamental a lo largo de su mandato. Puso las
primeras piedras de lo que sería el Imperio romano, desde la creación de un
ejército profesional que estableció en las fronteras, al principio dinástico
que tan a menudo se utilizó en la sucesión imperial, pasando por el
embellecimiento de la capital mediante obras financiadas por el emperador. Su
legado final fue la paz y prosperidad de la que el Imperio romano gozó durante
los siguientes dos siglos bajo el sistema político que él inició. Su memoria se
consagró durante la época Imperial como el paradigma de buen emperador. Todos
los emperadores posteriores adoptaron su nombre, César Augusto, que fue
perdiendo gradualmente su carácter de nombre propio para convertirse en un
título.